¿Y después de la guerra de Independencia,… ¿qué pasó con la poesía?  

Posted by Anicia Flores


Durante los veinte años que duró la Guerra de Independencia (1810-1830) la poesía se erigió como un testimonio de los acontecimientos en curso. No era un trabajo de creación propiamente dicho, sino más bien la expresión de una necesidad del soldado, quien escribía para dejar constancia de las circunstancias particulares que vivía. Por lo tanto, no aparecía como una manifestación independiente, sino aparecía inmersa en piezas oratorias, cartas elocuentes, artículos periodísticos, diarios y memorias. Obsérvese que no se escribía poesía en el concepto moderno del término, se atendieron sólo los géneros literarios que resultaban útiles para las ideas que el hecho bélico requería. Incluso aquella que se apegó a los modelos de lo poéticos hispánico: redondillas, romances, madrigales, entre otras. Todas estaban preñadas de la emoción política muchas de las cuales eran anónimas.
Otras expresiones literarias como el cuento y la novela se desarrollaron en épocas posteriores.
La llegada de la imprenta (1808) favoreció la aparición de varias publicaciones periódicas y éstas contribuyeron a ser vehículo de expresión de manifestaciones literarias que llegaban ahora de manera más efectiva al público letrado. De esta manera el periódico y las revistas se instituyeron en medios de expresión y de acceso a la cultura en desarrollo.
Después del proceso bélico, los escritores que intentan hacer poesía se encuentran desposeídos de una tradición literaria nacional que les sirva de punto de partida. ¿Qué tienen entonces? Ante ellos se muestran los modelos europeos (franceses y alemanes principalmente).
En este momento es determinante la figura de Andrés Bello desde quien se impone la presencia del paisaje como un programa político. Su poesía muestra a una América que es toda promesa, pues es una tierra virgen y a la espera. De esta manera se incorpora el paisaje nacional a la creación poética, presentando también los ambientes, la gente, sus costumbres y su lengua. La poesía de Bello va creando a ese continente que, hasta ese momento era pura geografía, pero que ahora es también expresión escrita, literatura, poesía, “una lengua que lo nombra y, al nombrarlo, lo crea.” (Zambrano, citado en Pacheco et. al., 2006:204). A partir de este momento, el paisaje se convierte en uno de los grandes temas de la poesía venezolana.

This entry was posted on martes, 3 de febrero de 2009 at 1:34:00 p. m. . You can follow any responses to this entry through the comments feed .

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