Determinar qué papel desemepaña el lector al abordar un texto literario es el objeto de estudio de la Estética de la recepción. Desde esta perspectiva los textos son procesos de significación que sólo pueden materializarse mediante la lectura. Así para que exista la literatura se requiere de la presencia de dos actores fundamentales unidos por el texto: el autor y el lector.
Entre el autor y el lector se da lo que Ricoeur (citado en Valdés, et. al. 2000:26) denomina mímesis, la cual se produce en tres grandes momentos: el de la prefiguración, la figuración y la configuración del sentido de la ficción. En este proceso el texto se erige como la bisagra prodigiosa entre ambos (Valdés, Prado y otros, 2000:26). A partir de este encuentro autor-texto-lector, se establece la relación que se da entre la ficción y la realidad. Es a través de ella que el lector se reconoce a sí mismo y a su comunidad como participantes del texto. Desde esta visión, el relato resulta ser un mediador entre dos mundos: uno real y uno ficticio. Acceder a su compresión, señala Ricoeur, entrañará una aprehensión intuitiva y global a partir de una anticipación de sentido que conducirá a la explicación e interpretación del mismo. En ese momento el texto estará completo, pues sólo existe como discurso cuando el lector se lo apropia, es decir, lo interpreta (Ibidem: 59). Por tanto, Ricoeur apoya la idea de que el texto se hace en el encuentro entre el enunciado y el receptor.
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on martes, 16 de septiembre de 2008
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