¿Y es que la existencia de una práctica literaria puede ayudar en la constitución de una nación?  

Posted by Anicia Flores in , ,

La literatura… viene a ser un archivo de cuanto, a lo largo de los siglos,
ha contribuido a modelar el presente
(Moreiro, 1996:19)

A finales del siglo XIX (1870), el problema fundamental de los venezolanos (la clase dominante) era “la inexistencia del aparato institucional propio de una nación” (Moré, 2002:12) por lo que se enfrentaban a su posible desintegración o decadencia. Esto generó la necesidad de diseñar una vía para alcanzar el proyecto de dominación que, para ese momento, tenía una existencia mayormente imaginaria. Por su puesto, la más indispensable de esas instituciones era el estado. Junto a este, otras instituciones también debían conformar espacios de poder para poder legitimar la existencia del estado y de la nación. Una de esas instituciones era la literatura nacional. Como tal, la literatura necesitaba ser orientada hacia una forma de expresión que describiera un perfil propiamente venezolano. A partir de esta situación se conformaron prácticamente tres grupos de idearios con sus respectivos seguidores: los que pensaban que la literatura debía partir de cero (los muy nacionalistas) y se apoyaban en que la mayor parte de los aportes de la tradición no eran capaces de darle el carácter singular que, en tanto literatura nacional, necesitaba; los que defendían estas tradiciones y se cerraban a la idea de innovaciones y los que consideraban que esta literatura incipiente debía abrirse al influjo de las corrientes literarias foráneas (especialmente la europea) como las últimas expresiones de la modernidad. De hecho, muchas novelas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX se convirtieron en espacios discursivos desde los que, explícita o implícitamente se discutió este asunto, entre ellas: Peonía (1890), de Manuel V. Romero García, Ídolos Rotos (1901), de Manuel Díaz Rodríguez, En este país (1920), de Luis Manuel Urbaneja Achelpohol o Todo un pueblo (1899), de Miguel Eduardo Pardo. De tal manera que la realidad y el destino del país pasaron a ser material de escritura para los novelistas quienes a través de ellas dejaron ver su sentir y plantearon sus propuestas.

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